sábado, 13 de abril de 2013

El porqué de una renuncia




He renunciado a la dirección de Inteligencia y Seguridad: Revista de Análisis y Prospectiva.  Y lo hago consciente de que dejo atrás un proyecto que en origen fue positivo y tras doce números, se ha convertido en algo muy diferente. Aunque el color rojo-burdeos que decidí utilizar se mantenga, aunque la estructura tan pensada y ligada a las publicaciones internacionales en materia de inteligencia que me sirvieron de inspiración siga igual, el espíritu y el modo de gestión, dirección y edición es a todas luces, muy otro.

Considero y creo firmemente que el fundamento que anima la tarea de un profesor de universidad es verificar que aquello en lo que investiga se haga de acuerdo a los principios del método científico y que, además, la comunidad académica se beneficie de aquello que investiga. No siempre se consigue, pero en mi caso, desde luego, se intenta todos los días. 

Para que los resultados de esas investigaciones se conozcan y se difundan de manera adecuada, existen herramientas y foros donde ponerlos a disposición de esa comunidad. Uno de los más importantes lo constituyen las publicaciones científicas. Por ello, en 2007 decidí poner en marcha el proyecto pionero en España de diseñar, editar y publicar una revista científica sobre materias relacionadas con Inteligencia. Creo que era necesario, útil y un buen empuje a la tan usada expresión “cultura de inteligencia” en España. La editorial Plaza y Valdés, la Universidad Rey Juan Carlos a través de su cátedra servicios de inteligencia y el CNI se sumaron a la iniciativa y ésta se llevó a cabo. Doce números después dejo la dirección, el comité científico y cualquier vinculación con la misma.

Una revista científica es en cierto modo un ente vivo, que debe adaptarse a la realidad de sus tiempos. Compaginar la calidad con la apertura al conocimiento, universal y completo. Es un espacio de crítica y de contraste, de interacción para que de esa dinámica dialéctica, se avance y se alcance la excelencia. Nunca se puede convertir en páginas de autosatisfacción ni de pensamiento acomodaticio a una realidad dada o a una consigna. Ni tampoco pueden primar intereses económicos o de beneficio. Los académicos lo sabemos porque vivimos entre publicaciones científicas todos los días: es un espacio de comunicación crítico en sentido etimológico y científico. Una publicación seriada científica debe crecer y debe, sobre todo, adaptarse a lo que la comunicación internacional impone en materia de difusión científica: calidad y con criterios de mayor relevancia, impacto y visibilidad, accesible y gratuita. Luché y mucho por tratar de alcanzar estos criterios, elementos clave en la consideración y repercusión que toda revista que se precie, debe tener.  Tras siete años y muchas páginas corregidas, editadas y demasiados esfuerzos al pie del cañón, considero que el tiempo de mi vinculación personal y académica con una publicación como Inteligencia y Seguridad, ha pasado. 

Sólo me resta agradecer a un exiguo número de colaboradores, profesores e investigadores académicos su leal contribución, apoyo y comprensión. Especialmente al profesor Luis Moreno, director del Instituto de Investigación en Inteligencia de la Universidad Carlos III de Madrid su apoyo y generosa contribución desde su conocimiento en la edición de publicaciones científicas. El Instituto, del cual formo parte y del que fui miembro fundador, también se desvincula por completo de la edición de esta revista. Agradezco también muy sinceramente las contribuciones de los autores que durante estos años no han hecho sino enriquecer con sus textos y contenidos un proyecto editorial como fue la Revista. En todo caso, los resultados están ahí y cualquier observador/evaluador objetivo podrá analizarlos.

Simplemente deseo éxito a los continuadores de la revista y por mi parte, expresar mi vocación de continuar por senderos diferentes y con proyectos científicos que en materia de inteligencia nos hagan avanzar con criterio, profesionalidad y vocación de calidad internacional desde el mundo académico y universitario. Ideas no faltan y voluntad tampoco.

Williamsburg (VA), abril de 2013


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