He
renunciado a la dirección de Inteligencia
y Seguridad: Revista de Análisis y Prospectiva. Y lo hago consciente de que dejo atrás un
proyecto que en origen fue positivo y tras doce números, se ha convertido en
algo muy diferente. Aunque el color rojo-burdeos que decidí utilizar se
mantenga, aunque la estructura tan pensada y ligada a las publicaciones
internacionales en materia de inteligencia que me sirvieron de inspiración siga
igual, el espíritu y el modo de gestión, dirección y edición es a todas luces,
muy otro.
Considero
y creo firmemente que el fundamento que anima la tarea de un profesor de
universidad es verificar que aquello en lo que investiga se haga de acuerdo a
los principios del método científico y que, además, la comunidad académica se
beneficie de aquello que investiga. No siempre se consigue, pero en mi caso,
desde luego, se intenta todos los días.
Para
que los resultados de esas investigaciones se conozcan y se difundan de manera
adecuada, existen herramientas y foros donde ponerlos a disposición de esa
comunidad. Uno de los más importantes lo constituyen las publicaciones
científicas. Por ello, en 2007 decidí poner en marcha el proyecto pionero en
España de diseñar, editar y publicar una revista científica sobre materias
relacionadas con Inteligencia. Creo que era necesario, útil y un buen empuje a
la tan usada expresión “cultura de inteligencia” en España. La editorial Plaza
y Valdés, la Universidad Rey Juan Carlos a través de su cátedra servicios de
inteligencia y el CNI se sumaron a la iniciativa y ésta se llevó a cabo. Doce
números después dejo la dirección, el comité científico y cualquier vinculación
con la misma.
Una
revista científica es en cierto modo un ente vivo, que debe adaptarse a la realidad
de sus tiempos. Compaginar la calidad con la apertura al conocimiento,
universal y completo. Es un espacio de crítica y de contraste, de interacción
para que de esa dinámica dialéctica, se avance y se alcance la excelencia.
Nunca se puede convertir en páginas de autosatisfacción ni de pensamiento
acomodaticio a una realidad dada o a una consigna. Ni tampoco pueden primar intereses
económicos o de beneficio. Los académicos lo sabemos porque vivimos entre publicaciones
científicas todos los días: es un espacio de comunicación crítico en sentido
etimológico y científico. Una publicación seriada científica debe crecer y debe, sobre todo, adaptarse a lo que la
comunicación internacional impone en materia de difusión científica: calidad y
con criterios de mayor relevancia, impacto y visibilidad, accesible y gratuita.
Luché y mucho por tratar de alcanzar estos criterios, elementos clave en la
consideración y repercusión que toda revista que se precie, debe tener. Tras siete años y muchas páginas corregidas,
editadas y demasiados esfuerzos al pie del cañón, considero que el tiempo de mi
vinculación personal y académica con una publicación como Inteligencia y Seguridad, ha pasado.
Sólo
me resta agradecer a un exiguo número de colaboradores, profesores e
investigadores académicos su leal contribución, apoyo y comprensión.
Especialmente al profesor Luis Moreno, director del Instituto de Investigación
en Inteligencia de la Universidad Carlos III de Madrid su apoyo y generosa
contribución desde su conocimiento en la edición de publicaciones científicas. El
Instituto, del cual formo parte y del que fui miembro fundador, también se
desvincula por completo de la edición de esta revista. Agradezco también muy
sinceramente las contribuciones de los autores que durante estos años no han
hecho sino enriquecer con sus textos y contenidos un proyecto editorial como
fue la Revista. En todo caso, los resultados están ahí y cualquier
observador/evaluador objetivo podrá analizarlos.
Simplemente
deseo éxito a los continuadores de la revista y por mi parte, expresar mi vocación
de continuar por senderos diferentes y con proyectos científicos que en materia
de inteligencia nos hagan avanzar con criterio, profesionalidad y vocación de
calidad internacional desde el mundo académico y universitario. Ideas no faltan y voluntad tampoco.
Williamsburg (VA),
abril de 2013
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