miércoles, 16 de octubre de 2013

De veinte años a esta parte: un nuevo octubre o cómo disfrutar de una tarde en el cine con un buen documental de espías





SUPERADOS ya los ecos cada vez más lejanos del verano, iniciado este octubre que siempre es mes históricamente de cambios y revoluciones, me doy cuenta (no sin mezcla de sorpresa e infinidad de recuerdos) de que hace veinte años inicié mis estudios universitarios en el área de Biblioteconomía y Documentación, ámbito al que sigo dedicando con la misma ilusión y satisfacción mi actividad profesional docente e investigadora. Esta misma mañana lo celebraba con mis alumnos de Paleografía y de Gestión Técnica de Documentos de Archivo.

ES CIERTO que hacía bastante tiempo que no escribía en el blog. Colegas, compañeros y amigos me lo recuerdan y yo les digo que sí, que tienen razón. También me vuelven a decir que hay medidores de influencia como Klout que analizan el grado de presencia, visibilidad, impacto, etc., de uno en la web social. Y yo les vuelvo a decir que sí, que todo eso está bien y que si es preciso escribir todos los días 10 tweets y cada semana un par de entradas en un blog, sería bueno abrir el debate en torno a la cantidad vs. calidad de lo que se escribe. No es nada nuevo por otra parte, ya que los bibliómetras y analistas métricos de información llevan muchas décadas trabajando con técnicas cuantitativas pero también cualitativas de medición de todos esos indicadores orientados a determinar la visibilidad y el impacto de la producción científica, más allá de la ilusión de la omnipresencia y vano deseo de convertirse en gurú, experto de cabecera o referencia diaria de un tema, como los antiguos oráculos. A este respecto, leía el otro día en El País la entrevista que le hicieron a Joe Fernandez, creador de Klout, el exitoso medidor de influencia en la web social y recomiendo su lectura (con cierta y saludable distancia).

Así que escribo con retraso y con gusto pero también con el convencimiento de que una masiva y exitosa presencia de lo escrito en las redes sociales no equivale a calidad en el discurso ni a avance en lo aportado. Aquí me asalta el viejo clásico de que la “demasiada sobreexposición, reduce el valor del objeto”. Y, sin embargo, uno no ha dejado de escribir, investigar, trabajar y sentir la necesidad de profundizar en líneas enormemente sugerentes en torno a la información, la inteligencia y su aplicación al entorno de la seguridad y la defensa. Así que ustedes me perdonarán si últimamente escribo poco en el blog, en twitter o en linkedin pero, lo aseguro: he estado escribiendo (y no poco!)

El verano ha sido intenso: trabajo a pie de archivo en México, conclusión de mi libro sobre Análisis retrospectivo de inteligencia y lecciones de Historia (Tirant Lo Blanch, 2013, en prensa), y  participación en la Sesión X “Archival Practices.Producing Knowledge in early modern repositories of writing” de la jornada de estudio organizada por mi admirada LMUniversität de Munich bajo la coordinación de los queridos amigos y colegas Arndt Brendecke y Markus Friedrich. Ambos son autores de sendas monografías sobre el valor de la información y el origen de los archivos en la Edad Moderna, realmente extraordinarias y que tanto están contribuyendo al estudio de la historia del conocimiento en la Europa moderna. 

Compartir con ellos y con más colegas las jornadas en Munich nos permitió seguir ahondando en la siempre fértil vinculación entre historia, archivos y procesos de toma de decisiones. A este mismo asunto, el de la historia de los archivos y su vinculación con las minorías étnicas, religiosas, etc., dedicaremos una próxima sesión de nuestro proyecto “Archives”, bajo la denominación: “Archivos marginales: las otras caras de los conflictos dearchivo (siglos XIV-XXI)” que organiza la prestigiosa Casa de Velázquez y que tendremos el honor de acoger el próximo día 25 de octubre en mi Universidad Carlos III de Madrid.


Mientras tanto, se publicó ¡¡¡por fin, tras tres años de trabajo!!! el artículo "Photographic Air Reconnaissance during the Spanish Civil War, 1936–1939: Doctrine and Operations", en la reconocida revista británica War in History, vol. 20 (julio 2013), pp. 345-380, resultado de una excelente colaboración surgida de las aulas del Instituto Universitario Gutiérrez Mellado. En él, un alumno, hoy experto y amigo, de las primeras promociones del Curso de Experto en Servicios de Inteligencia y yo mismo, llevamos a cabo una investigación con fuentes documentales históricas relativas al uso estratégico, operacional y táctico de la inteligencia de imágenes obtenidas por los aparatos de reconocimiento aéreo fotográfico durante la Guerra Civil Española en ambos bandos. Este artículo redactado conjuntamente refuerza la estupenda sinergia profesores/alumnos en el ámbito de la docencia y la investigación en inteligencia en España y sigue ofreciendo grandes perspectivas de estudio y avance conjunto, como he venido defendiendo desde hace años. Por otra parte, gracias a la amabilidad y generosidad de José Ramón Soler Fuensanta y Javier López-Brea Espiau, dos grandes expertos en historia de la criptografía en España y buenos amigos, intervine en la publicación del artículo titulado “Revealing Secrets in Two Wars: The Spanish Codebreakers at PC Bruno and PCCadix”, publicado en Cryptologia. 37: 3 (2013), donde se analiza el papel y la competencia de los criptógrafos que trabajaron para el bando republicano.
Indudablemente, este octubre trae el aroma de los cambios, de las transformaciones surgidas como consecuencia de mi renuncia a las direcciones de Máster, Revista e Instituto. Todas ellas constituyen una etapa dejada atrás, con venturas, aventuras y desventuras de la más diversa consideración y calificativo. Es etapa, por tanto, rebasada con creces por nuevos proyectos ilusionantes en los que el manejo de la información, su transformación en conocimiento, la estructura de los datos, los perfiles profesionales de nuestros expertos en archivos, información y documentación, se regeneran y vuelven a plantear retos profesionales de enorme calado. Aquellas renuncias (en puridad, dimisiones y a decisión mía) me permiten ahora disfrutar de un mayor tiempo que está siendo invertido en tareas, proyectos y planes como los anteriormente descritos. Por otra parte, plataformas como Esprintel siguen siendo espacios de comunicación e intercambio especializado en materia de inteligencia contribuyendo a que profesores, alumnos, estudiosos y expertos en inteligencia en España e Iberoamérica dispongamos de una herramienta compartida.


Espías en la frontera


Decidí pasar la soleada tarde de domingo en el cine. No tenía que repasar mucho la cartelera porque iba a tiro hecho: acababan de estrenar el documental titulado El rey de Canfranc. Sé que este tipo de películas e incursiones audiovisuales en la historia duran poco en cartelera, así que rápidamente aproveché el último día de festejos nacionales y regionales con motivo del 12 de octubre y me olvidé de todo para sumergirme en la historia. El documental es una maravilla; un trabajo muy bien hecho y lleno de emotividad y encanto. Narra las actividades de Albert Le Lay, oficial de aduanas francés destinado en la Estación Internacional del Ferrocarril en Canfranc (Huesca). Gracias a su compromiso con la Resistencia francesa, se erigió en enlace clave para las operaciones de espionaje, sabotaje y paso de mercancías, personas y comunicaciones de un lado a otro de la frontera en plena Segunda Guerra Mundial.


En realidad, el personaje y la historia de la mítica estación de Canfranc no son nuevos. Hace años, el hallazgo de los papeles abandonados de la estación motivó varias investigaciones y trabajos monográficos debidos a Ramón J. Campo desde las páginas de Heraldo de Aragón que destaparon aquel paso del oro nazi camino de España por unas vías del tren, mientras por las otras se cargaban de los preciados minerales, camino de las factorías alemanas para el sostenimiento de la industria de guerra, especialmente el  abundante wolframio español utilizado para la aleación de los blindajes de los carros de combate alemanes.

El documental es un canto emocionado a todos aquellos miembros de la Resistencia, especialmente Le Lay, que contribuyeron con redes de agentes, conocimientos de la geografía oscense o simplemente colaboraciones ocasionales, a la derrota de los alemanes en aquel pequeño y estrecho pero importantísimo nudo ferroviario. Se sitúa la acción, además, en un maravilloso entorno que evoca los legendarios espacios de encuentro fronterizo en plena guerra mundial de indudable sabor añejo por las historias clásicas de espías. Ciudades como Lisboa, Zurich, Viena o Estambul (por no citar la clásica Casablanca, mencionada por cierto en el documental) ocupan un lugar propio entre aquellas ciudades y núcleos de población tan íntimamente vinculados a la geografía del espionaje mundial. Allí, en la pequeña localidad de Canfranc, al pie de la bellísima estación internacional, el hotel y los hotelitos aledaños fueron testigos de encuentros clandestinos, conversaciones entre agentes dobles, contrabandistas, policías españoles, miembros de la Gestapo, espías españoles y franceses, oficiales de aduanas, pastores que pasaban a judíos evadidos de la Francia ocupada librándose de un destino cruel en los campos de exterminio, etc. 

En suma, una magnífica manera de ocupar una hora y media de un domingo crepuscular y un gran documental, totalmente recomendable, que me recuerda notablemente el gran trabajo de otras investigaciones filmadas en torno a agentes, espías y miembros de servicios de inteligencia como la de Juan Pujol alias “Garbo” y el excelente trabajo que fue objeto de atención mediática y edición en un dvd realmente meritorio.

Además coincide simultáneamente el estreno de El rey de Canfranc con noticias y novedades bibliográficas que vuelven otra vez sobre la historia de aquellos alemanes que abrazaron la causa nazi más profunda y abyecta, implicándose desde la grisura burocrática en la gestión de la información y contribuir así a la aplicación del ideario y el plan de organizaciones tan netamente totalitarias y asesinas como el SD. Por una parte, leo la estupenda SS: una historia nueva (Madrid, Turner, 2013) de Adrian Weale, oficial de inteligencia británico en la reserva, periodista e historiador. De especial interés resulta el capítulo X dedicado a este servicio de inteligencia y seguridad de las SS, el infame SD (Sicherheitdienst) del implacable Heydrich. Y, a la vez, en la pantalla vuelven los ecos de aquellos otros nazis como el nebuloso Menguele y su traslado a Brasil en la película El Médico alemán, mientras, simultáneamente, muere el día 11 de octubre en Roma con 100 años el asesino Erich Priebke, el capitán de las SS que condujo los fusilamientos de las Fosas Ardeatinas, episodio marcado a fuego en la conciencia y la historia de la capital italiana durante la ocupación alemana. 
 

EN RESUMEN: Historia, reconstrucción, valentía, oprobio y un renovado interés por estos capítulos de una Europa no tan alejada en el tiempo. Por cierto, una curiosidad final: las coincidencias a veces son elocuentes. Esa misma mañana de domingo compraba una edición de las voluminosas memorias del coronel Rémy, uno de losagentes secretos más renombrados de la Francia ocupada, responsable de cientos de misiones y protagonista excepcional de la historia del espionaje en la Europa contemporánea. Pues bien, me entero de que Rémy fue el jefe de Le Lay. Coinciden para mi ambos nombres el mismo día de manera totalmente sorprendente: en un libro por la mañana y en una película documental, sorpresivamente, por la tarde. 

DNB
 

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